Noticubainternacional CUBA POR DENTRO17 de febrero del 2008
Qué es lo que queda de La Habana, hace varios dias que me lo estoy preguntando, pues para los turistas "dirigidos" y para la élitepudiente del país, la ciudad capitalina es un paraíso. Sin embargo,para el ciudadano común esta capital de Cuba día a día se asemeja mása un territorio desolado. Los parques del centro de la capital, como el parque Central y el dela Fraternidad, lejos de ser lugares de recreación son lugares concaras tristes; con largas colas (filas) de personas en espera del transporte público, que luego viajan como "no personas", sinventilación, hacinados y luchando contra los carteristas y los acosadores sexuales .
Camiones llenos de policías transitan por esta ciudad y descargan encada cuadra una pareja de ellos.
No falta la escena de cada día donde un policía registra a un joven negro en plena calle, sin pedirle disculpas al concluir el cacheo, que generalmente no aporta ningunaprueba delictuosa. O sea, que fue infructuoso e injusto.
Del otrora animado Boulevard de San Rafael sólo queda el recuerdo. Muchas tiendas han sido cerradas y otras no venden nada. Dos de lostres cines también fueron clausurados.
La afamada tienda Fin de Siglo no abre sus puertas, sino que habilitóalgunos mostradores en sus portales y aceras para vender objetos depoco valor como ropa vieja (que llaman reciclada). Es un proyecto larestauración de esta tienda a fin de incorporarla al comerciodolarizado, lo que excluirá a los trabajadores cubanos, cuyos salariosson en moneda nacional, como sucedió con La Epoca.Pero lo más impresionante de La Habana es ver a los ancianos que pidenlimosnas "para comer algo".
Una modalidad nueva es que algunos de estos viejecitos meten la cabeza por las ventanillas de los vehículos que circulan por la capital al mismo tiempo que piden "una peseta, porfavor, es para comer algo".
Se trata de personas sin protección filialni estatal.
Uno de estos hombres que vive de la mendicidad pernocta en la esquinade Toyo en oscuros rincones de esa zona de La Habana. Se nombra LázaroFresneda, tiene 52 años, y es alcohólico. No tiene libreta deracionamiento ni carné de identidad hace años.
Trataron de internarlo en Mazorra (Hospital Psiquiátrico de LaHabana), pero como es limitado físico tiene que ser tratado de manera ambulatoria en Higiene Mental, lo que nunca hará porque su mente estáperturbada y su economía es nula.
Quizás la madre de Fresneda, la Sra. Carmelina González, de 83 años, quisiera ayudarlo, pero a su vivienda -situada en la loma de laIglesia de Jesús del Monte- se le cayó el techo y hace 18 años quetramita infructuosamente la reparación con el Poder Popular delmunicipio 10 de Octubre, por lo cual vive agregada en casa de unahija, que es jubilada y muy humilde.Carmelina González se queja: "Si hubiera tenido dinero hubieraarreglado mi casa, pero tengo que esperar a que los funcionarios de laVivienda se conmuevan con mi caso". La casa de la anciana nadie la ve, no obstante estar ubicada en una loma y en un lugar histórico.
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